Antes podía ser muy reiterativo el tema de los restaurantes regionales y, cómo no, las mal llamadas tabernas asturianas. En cualquier bareto propiedad de un asturiano donde ponían sidra el Gaitero se decía que había una taberna asturiana. Aquellos de nosotros que hemos estado en Asturias sabemos cuál es la auténtica entidad de un restaurante asturiano, más próximo a un figón o, incluso, a una bodega, que a una taberna o a un restaurante. Son llamados "Chigres". Es por ello que esta taberna (me gusta llamarla así) sí que tiene cierto aire asturiano. Aparte de estar en una zona muy auténtica de Madrid, en frente de la Real Basílica de San Francisco el Grande, en un callejón propio del Madrid de los Austrias y próxima a varios restaurantes famosos y famosillos de la capital (como la Posada de la Villa, Casa Lucio, Casa Lucas...)
La entrada está bien indicada, con un cartel de estilo años 40 que, realmente sí incita a asomar la cabeza. En ese instante, posiblemente, quedes enganchado: el aroma a sidra, a carne a la piedra, el murmullo de los numerosos comensales, y un ambiente desenfadado y simpático hacen que su nombre sea digno testimonio de lo que es esta casa.
Una amplia barra con numerosos taburetes, mesas bajas de banco corrido en colores verdes, paredes con sustancia acabadas a llana, que dan una apariencia rústica y acogedora.Siéntate en la barra para tomarte una botellita de la auténtica sidra mientras reservas una mesa, aunque ya puestos se puede comer en la barra. Con una atención por parte de los camareros razonable, dada la afluencia de parroquianos, ahí sentados, pensamos qué se nos antoja.
Para empezar, unos mejillones al vapor. Baratitos, saludables, y muy ricos. Perfectamente maridados con la sidra. Luego, también contamos con otros moluscos como las almejas, en una salsita aceptable que podría llamarse "a la marinera". Una vez entonados con la segunda botella, quizá nos apetezca algo más rotundo, para los queseros hay varias propuestas, como las costillas al cabrales, o la tabla de quesos "5 variedades". Pero quizá queremos algo más rotundo, como el fabuloso Entrecot al aceptable precio de 24€ que llena a 2 personas. No hace falta mucha suerte para que esta carne no tenga sabor a cámara, aunque a veces ha ocurrido. Dependerá del pedido y la consumición. Este plato se sirve al modo "típico" de la piedra caliente. Que, aunque agradable y divertido, suele molestar a comensales cercanos, que lo suelen aceptar con buen talante.
En el apartado de pescados podemos destacar los lomos de bonito a la sidra y el pastel de bacalao, que se dejan comer sin ser sensacionales, la sidra ayuda mucho.
En el apartado de bebidas, obviamente, la botella a unos 5€ de sidra es la estrella. Podemos pedir a un camarero o chigrero que nos la escancíe, pero dada la forma en que se toma la sidra (culito a culito) puede que nos mande a... y seguramente nos señale uno de los varios "aparatejos" para escanciarla por presión de aire. Aparte, contamos con los vinos básicos de siempre, por si alguien quiere salirse un poco del plato, lo cual, como siempre, no es aconsejable, ya que pagaremos esa brutal diferencia típica en cualquier restaurante.
Podemos decir que el ambiente agradable y distendido, y una razonable calidad igual que su precio hacen de este Chigres un sitio aconsejable si te das un paseo por esta típica zona de Madrid. Sobre todo, en compañía de amigos, y si quieres echar unas risas...Vamos, sin grandes pretensiones.