Pues todos conoceréis el Thai Gardens, situado en el Paseo de la Habana , 3, conocido por su antecesor de Jorge Juan, esta es una casa con cierto renombre ya en Madrid. Por lo cual, en principio, ya estás predispuesto favorablemente. Error. Ya estamos más que acostumbrados a los restaurantes de comida oriental tan abundantes en la capital con calidades de lo más variado, desde desastrosos y abominables (todos tenemos alguno al lado de casa) a los más sofisticados y fieles a la tradición, como el Café Saigón (del cual ya hablaremos más adelante, hay que revisarlo).
Una noche de ofuscación en Madrid, buscando dónde cenar en la zona de Castellana, fuimos desde el restaurante filipino Zulú, donde no cenamos por la ambigüedad en lo referente a la zona de fumadores (cartel de "Se permite fumar" y una vez dentro, con mirada ojiplática se nos dice que no), hasta acabar en el susodicho Thai Gardens.
En principio pensamos que no habría sitio, pero como era pronto nos dieron una mesa de fumadores sin problema. La entrada y la recepción al cliente es típicamente agradable, en estos asiáticos de primer nivel. Nos recogieron los cascos de la moto, y cruzamos un amplio salón con estética Thai bastante conseguida. Maderas oscuras labradas, iluminación indirecta, y plantas de carácter tropical... típico. En general, el ambiente es agradable y "romanticón".
Claro que, lo más importante es lo que viene ahora: mesas pequeñas y demasiado apretadas que, según se iban llenando, hacían el ambiente menos romántico y más agobiante; la carta, sin ser abundante, es suficiente, aunque poco explícita para un desconocedor de la comida tailandesa. Entrantes, primeros platos, carnes y pescados, sopas... Claro, que esto es lo de siempre, pero lo que nos interesa es la forma de cocinar. Se supone que abundan las especias, y los platos se dividen en "Moderadamente picantes", "Picantes" y "Muy picantes".
Hay un menú degustación a un precio aparentemente moderado que, junto con la bebida y el postre, se puede ir a los 60€ por persona. Nosotros preferimos experimentar y, ya que era hora para cenar, tampoco era caso comer en exceso. Así que pedimos un Massaman Thai y un Mapraw, y para beber, un vino Palacio de Bornos (Verdejo). El primer plato mencionado era moderadamente picante, y el segundo era muy picante. Ambos consistían en carne guisada con diferentes especias y en salsa. El Mapraw venía en un coco y, aunque el sabor era agradable y suave, no tenía la consideración de picante. Y, de coco, tampoco. Era un solomillo de ternera guisado en taquitos pequeños, con un cierto sabor dulzón (posiblemente de una melaza o miel), y más bien escaso en cantidad. Era el más caro de los platos de carne, y no vimos muy clara esa relación calidad-precio. En cambio, el Massaman Thai que, aparentemente era más "humilde", resultó ser más jugoso e igual de picante que el Mapraw, además de ser más abundante. El plato se presentaba en un cubito de zinc, que se mantenía templado con una velita... muy mono.
El guiso realmente estaba en su punto en cuanto a cocción, las especias les daban un sabor agradable... un puchero de la abuela muy a propósito. De guarnición, acompañaban patatas cocidas.
Como es normal en la comida oriental, acompañamos ambas carnes con arroz (Thai Hom Mali), al punto y bien hecho. No olvidemos un entrante de variados llamado Thai Gardens, que consistía en un surtido de varias especialidades típicas de Tailandia a modo de empanadillas, rollitos y pinchos...
En resumen, mucho ruido y pocas nueces. Literalmente. La relación calidad-precio no es nada consecuente. Lo aquí expuesto, más un Long Ching (té verde), fue 80€. Si la cantidad hubiera sido mayor, habría sido adecuado al precio. Pero, teniendo en cuenta que la materia prima y la mano de obra no iba más allá de los 20€, nos parece un poco excesivo, y la diferencia no se suple con un ambiente un tanto ruidoso y un servicio normalito, tirando a malo.
Finalmente, podemos decir que es una opción oriental que, por ese precio, es mejor enfocarla a otras casas en Madrid, como el Café Saigón, mencionado anteriormente... Debe ser el coste de las cadenas de restaurantes bajo una misma firma.